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Mi teléfono móvil de pronto se ha convertido en una suerte de objeto casi inservible a comparación con el uso que solía darle. Ir a hacer número 2 en el baño ya no es lo mismo, despertarme tampoco, y mucho menos acostarme. Usualmente mi teléfono me acompañaba a todas partes, era lo primero que veía en la mañana y lo último que veía antes de dormir, pero esto está cambiando. No puedo negar la terrible tentación que he tenido por abrir cualquiera de mis redes, aunque sea solo para echar un breve vistazo, pero no… Sin embargo, creo que ya hice trampa, escuché a alguien hablando de una nueva red social llamada Club House, y terminé cayendo en sus garras.

El pretexto ha sido descargarla a modo de investigación de mercado. Para usarla necesitas una invitación, la conseguí y la descargué para ver de qué se trata esto de Club House. Al abrir el app en mi teléfono, reconozco que estuve bastante desorientado al principio, y terminé cerrándola después de unos minutos porque no la entendí muy bien. No obstante, al rato me llegó una notificación informándome que varios de mis conocidos estaban en Club House en un Room de Marketing que estaba activo en ese momento.

Decidí entrar de nuevo, ahora sí puedo decir que tengo una idea más certera de qué va Club House. Para ponerlo en términos coloquiales, el app es algo así como un cúmulo de foros de diversa índole, pero a diferencia de los foros tradicionales, las conversaciones son habladas y no escritas. Es como que si la cultura de radio aficionados se juntó con los foreros de Internet y entonces decidieron crear Club House.

Sinceramente estuve estudiando el app a modo educacional. Entré en uno de los  “rooms”  de Marketing y estuve escuchando por un rato lo que ahí conversaban. Básicamente hay un moderador en cada “room” quién cede la palabra a quienes la van pidiendo para hablar de un tema en particular. En este momento estaban hablando de Marketing en las redes sociales y la posición de los “influencers”. Un Argentino que vive en Barcelona, España, tomó la palabra y habló sobre un concepto que me llamó mucho la atención: El Marketing de la Verdad.

El concepto del Marketing de la Verdad me pareció fascinante y novedoso, ya que generalmente el mercadeo no siempre es tan honesto como queremos que sea. Este personaje hablaba sobre promocionar la verdad de las productos y servicios, sin maquillaje, tal cual como son. Evidentemente para poder recurrir a este tipo de Marketing, necesitamos tener productos y servicios excelentes.

Escuché por un rato más a un par de personas y luego decidí cerrar la aplicación, hasta ahí llegó mi aventura con Club House. Estoy convencido de que fue una trampa necesaria a pesar de lo serio del reto que he decidido tomar dejando de utilizar las redes sociales por 30 días.

En mi posición de digital marketer, no podía dejar pasar por alto un nuevo canal de comunicación que aparentemente está empezando a tener auge internacional, sería irresponsable de mi parte no investigar al respecto, pero al mismo tiempo puede interpretarse como romper mi palabra ante este reto que asumí; es por ello que no pienso usar más Club House hasta terminar los 30 días del challenge.

En párrafos anteriores comentaba que mi celular se ha vuelto un aparato prácticamente inservible. A menos de que tenga que hacer una llamada, o enviar un mensaje, es poco lo que puedo hacer con el aparato. Puedo usar el browser y leer artículos, por esta razón no me siento de vuelta en el año 2000, pero de resto, casi le estoy dando el mismo uso a mi teléfono que en esa época. En ese entonces éramos bastante libres, la gente se sentaba a comer y conversaba, se veían las caras, no como ahora que estamos todos sumergidos en la pantalla de los móviles en todo momento.

Hay un punto muy importante que quiero recalcar, percibo un daño colateral con esto de dejar de usar las redes, me siento extremadamente solo. Al usar las redes uno interactúa constantemente con sus contactos, estén cerca o lejos, pero básicamente uno pasa todo el día intercambiando información con un sin fin de personas. Vivimos en una época en la que muy pocas personas llaman por teléfono, la mayoría prefiere enviar un mensaje lo cual, aparentemente, es mucho menos intrusivo.

Podría afirmar que prácticamente el 80% de mi amigos de toda la vida viven fuera de Venezuela. Generalmente me comunico con ellos a través de los grupos de WhatsApp o a través de cualquiera de las redes tradicionales, pero casi nunca hablamos por teléfono. Al abandonar el uso de las redes, estoy perdiendo el contacto con todos mis amigos, deserté del ecosistema en el que convivimos y compartimos digitalmente a diario.

Ayer, sábado por la noche caí en cuenta de esto; generalmente los sábados siempre estoy haciendo algo divertido con amigos, pero anoche fue la excepción, me quedé tranquilo en casa, me puse a hacer algo de música (esto si me divierte) y meditar sobre lo que estaba sucediendo.

Las redes sociales crean una ilusión falsa de compañía y proximidad, al apagarlas nos damos cuenta de la cruda realidad. A pesar de tener amigos aquí en Venezuela, uno se da cuenta de que realmente ya no queda mucha gente cercana en el país, evidentemente, esto no es algo nuevo, pero uno no lo asimila porque a pesar de que no están, seguimos interactuando a diario por las redes como si estuviesen aquí al lado, y no es así.

Esta situación me recuerda mucho a una de mis canciones favoritas de Sentimiento Muerto, su letra hace eco constante en mi memoria, y refleja perfectamente mi situación, parafraseando, sería algo así:

“Una extraña sensación de soledad.
Una extraña sensación de vaciedad.

Los cuartos vacíos me dan mucho frío
Recuerdan los ecos del alma.
Ven te invito a llenarlos conmigo,
El calor humano es el mejor abrigo.”


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