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Después de unos cuantos días de silencio en mi blog, me dispongo a hacer una última actualización sobre el experimento que comencé hace más de dos meses atrás cuando intenté dejar de consumir información de las redes sociales por un mes seguido.

El cuento largo resumido es que no lo logré del todo, pero lo que si logré fue obtener un aprendizaje importante de esta experiencia que aún no se acaba, sino más bien comienza.

Parte del silencio se debe a que me desmadré las últimas semanas. Venía bastante bien al principio del experimento, lleno de ánimos y seguridad de que iba a lograrlo, pero de pronto, al cabo de las primeras dos semanas, me di un permiso, y de ahí todo se descontroló. La causa: me puse a hacer Lives en Instagram unas cuantas veces haciendo música en vivo, más que nada minimal y techno con algo de house flavour.

Estaba muy entusiasmado con el hardware porque me acababa de llegar una nueva pieza al estudio, un TD-3 (el que sabe, sabe), el hecho es que quería probarlo con el resto de mis equipos. Ese fue el incentivo perfecto para que me entrara el animalito interno pidiéndome frenéticamente tocar y hacer Live streamings.

 Divagando un poco fuera del foco de este artículo, confieso que realmente no me había percatado de que hay una muy buena opción para guardar tus grabaciones de Instagram Live en sus propios servidores, sin necesidad de almacenarlas en la memoria de tu teléfono (sinceramente no creo que esto dure para siempre). Si es utilizada masivamente, esta funcionalidad que quizás aún no está tan popularizada, podría afectar las finanzas del gigante Facobook, en este caso, con el gasto del alto consumo de ancho de banda y espacio de almacenamiento en sus servidores.

Siguiendo con el recuento de la experiencia, me dediqué a escuchar y ver los lives que grabé unas cuantas veces con el fin de internalizar el trabajo ejecutado; en el interín, no pude soportar la tentación de volver a caer en las interacciones mundanas que intentaba suprimir en parte gracias a este experimento. Así que el primer aprendizaje concreto que puedo vislumbrar es: THEY SUCK YOU IN, y me disculpan el anglicismo.

La mayor cantidad de tiempo continuo que logré pasar sin tocar las redes fue de unos 15 días aproximadamente, me fue imposible llegar al mes, y mucho menos a los dos meses de abstinencia digital.

No obstante, estoy aprendiendo a darle un uso mucho más racional a mis redes. Si lo comparo con las más de 6 horas diarias de uso de RRSS en los puntos más álgidos de inmersión, ahora estoy en una media de unos 50 minutos diarios, en ocasiones con alguno que otro desfase de hasta 2 horas. Puedo asegurar que es dificilísimo dejar de usar las redes sociales viviendo la realidad actual en que me encuentro y la zona geográfica en la que me desenvuelvo.

Intenté utilizar varias estrategias para lograr el objetivo de no usar las redes sociales, pero de una manera u otra terminaba auto saboteándolas. El solo hecho de haber sido auto indulgente haciendo Live streamings detonó el resto de las interacciones. Al mismo tiempo me encanta compartir mi música y es algo que no puedo evitar, la música es para que la genta la escuche y tripee. Estoy atado a ese dilema ético moral.

La verdad es que no me enorgullece para nada la situación, realmente pensé que sí iba a llegar al mes sin usar las redes, es un golpe duro para al ego y la moral, eso no lo puedo negar.

Las adicciones no son nada fáciles, se apoderan de ti a su antojo, sin tregua alguna, son implacables.

Con este análisis también podemos ver reflejada la compleja situación de dependencia hacia las redes que se ha venido gestando e intensificando durante los últimos 25 años de manera desmesurada hasta el punto de apoderarse del subconsciente colectivo de gran parte de la humanidad moderna.

Generalmente, con disciplina todo es posible. No fui lo suficientemente riguroso conmigo mismo, la fuerza de voluntad que alimenta a esa disciplina me jugó en contra.

Pero tu no eres yo, ni yo soy tu, y si quieres intentar dejar o alejarte de las redes sociales, te dejo algunos consejos útiles que quizás puedan ayudar a mitigar las ganas de consumir y publicar información… aunque sea un poco. Como dicen lo catalanes, poc a poc… sin prisa, pero sin pausa, así se ganan las grandes batallas. Sigue los siguientes puntos y quizás te vaya mejor que a mi en la cruzada de dejar las redes sociales:

1 – Borra todas las aplicaciones de redes sociales del tu teléfono

En la tercera semana de experimento tuve que borrarlas, las ganas eran muchas con demasiado, así que como decimos en Venezuela, maté la culebra por la cabeza. Lamentablemente fueron pocos los días que aguanté así, comencé por bajarme Instagram de nuevo para hacer los Lives de nuevo, con lo cual el ciclo de recaida se repitió una y otra vez. Así que la mejor opción es no volver a instalar ninguna aplicación, cueste lo que cueste.

2 – ABANDONA los grupos de Whatsapp

Me salí de todos los grupos de Whatsapp, aunque me di cuenta que hay algunos grupos que son como la mafia, a pesar de que intentes salirte de ellos (no porque quieras, sino porque son un factor de riesgo), nunca te van a dejar.

Con estas dos acciones, puedo garantizar que cada vez que tengas un impulso de ver el teléfono, tus ganas van a recibir un balde de agua fría, lo que los gringos llamarían «cold turkey».

3 – Crea nuevas rutinas

Empieza con el hobbie que siempre le has tenido el ojo puesto, aunque si aún no estás preparado para asumirlo, entonces ponte a inventar, arreglar, limpiar, pintar, ordenar, o simplemente a concluir pendientes en casa y en el trabajo.

4 – Lee más libros

Los libros son los pilares del progreso, por eso no se debe escatimar con la cultura. Las RRSS nos mantienen viendo cápsulas de toda índole en todo momento; dichos comprimidos jamás podrán ser comparables con las profundidades en las que nos podemos sumergir gracias a los libros.

5 – Enfócate en producir bienestar

Salud, equilibrio emocional, estabilidad sentimental, triunfos profesionales, libertad laboral, éxito financiero… you name it. Aquí es donde te vas a enfocar en todo lo que puedes hacer para mejorar tu nivel de vida y a ti como persona.

6 – Trázate objetivos factibles

Tener una agenda de vida comprometida a una o varias causas es un factor clave para alcanzar cualquier objetivo que nos planteemos. Esa agenda debe reflejar paso a paso cada uno de los puntos que debemos ir cumpliendo para lograr nuestros sueños. El instante en que transformamos nuestros sueños en objetivos, es en el que comienza la verdadera magia de la vida.

Final Thoughts

Las redes sociales dominan las comunicaciones en la actualidad, cualquier persona que quiera “existir y correlacionarse digitalmente” en esta sociedad moderna necesita utilizar las redes, cada día es mayor el poderío de estos colosos digitales, la manera como se adueñan silenciosamente de nuestros pensamientos y acciones cotidianas resulta abrumadora.

No en vano Steve Jobs y Bill Gates limitaban a sus hijos el uso de dispositivos digitales a un estricto horario. Los pilares de esta era informática estaban y están muy claros de las serias implicaciones que pueden tener sobre la psique el uso prolongado de dispositivos interconectados a la red.

A pesar de que el resultado del experimento haya sido poco alentador, pienso que sí es totalmente posible vivir sin utilizar redes sociales, pero cada día el crecimiento de las mismas apunta a que en poco tiempo el mundo entero estará conectado a algún tipo de red social o sistema informático, o como sea que le llamen en el futuro.

La interconexión digital total es inminente, nadie va a parar ese halo de luz que por un lado enaltece al ser, pero por el otro puede esclavizarlo. Puede que ese sea el tiempo de los futuros rebeldes que le planten cara al nuevo sistema del orden digital global.

Como experiencia personal, el experimento fue bastante divertido y simpático, aunque cruelmente aleccionador.  Para una persona con una línea de trabajo como la mía, es casi imposible prescindir totalmente de las redes sociales, sin lugar a dudas, son un estándar en la industria.

Pienso seguir dándoles un uso racional, cosa que no estaba haciendo antes de este experimento, pero gracias a él he logrado reducir en más del 60% el tiempo de conexión a las RRSS, y sobre todo el tiempo enganchando al scrolling infinito.

Me hubiese gustado escribir más cada día del experimento, pero entre el bulto diario de trabajo, más las ganas de hacer música, el ejercicio y la vida mundana, no me restó mucho tiempo, y en algunas ocasiones también me faltó inspiración para hacerlo a diario.

Hasta aquí llegó este cuento, obviamente seguiré posteando artículos en este blog hablando de marketing digital, música electrónica, y alguna que otra disertación digital.

¿Te atreverías a hacer este experimento? ¿Te parece que es imposible? Cualquiera que sea tu opinión, si te animas, cuéntamela en los comentarios.


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